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Catarata Atankallo: el velo de Matucana


Matucana, ubicado en la provincia limeña de Huarochirí por encima de los dos mil metros de altura, es un lugar plácido y acogedor, ideal para pasar un fin de semana lejos del bullicio de la ciudad. En su plaza es posible encontrar una recurrente feria de artesanías y comida típica, acompañada del cantar de las aves, el zumbido del viento y – ocasionalmente – el chillido de algún ferrocarril que anuncia su fugaz paso por la zona. Pero si además de tranquilidad buscas buenos paisajes, un trekk de entrenamiento con un final refrescante, debes además visitar su perla más preciada: la catarata de Atankallo. 

La ruta es común a todas las que involucran la carretera Central: Ovalo de Santa Anita, parque Central de Chosica y el parque Echenique, desde donde se tomarán las cousters que llevarán al visitante hasta Matucana. Desde aquí todo es a pie, se inicia el ascenso pasando por casas de rostro pintado con figuras tan diversas como distantes, por un lado el mapa del lugar, el rostro de John Lennon, y por otro motivos típicos junto a un camino empedrado que hace recordar aquel por donde anduvo Dorothy en su búsqueda del mago de Oz. 

Desde el comienzo la vista es agradable, se tendrá algunas casas donde ofrecen miel, manjar blanco y queso, las cuales serán una parada obligada en el retorno. Luego se podrá apreciar algunos rebaños de vacas hasta que, tras cruzar un pequeño puente y pagar cinco soles por la visita, el verde, frescor y paisajes propios de la sierra serán los mejores acompañantes. 

El camino es un poco más exigente que Huanano, si el visitante se cansa y tiene suerte, encontrará a la mitad del ascenso a un señor que vende papa con huevo y chicha morada, alimento que permite recuperar energías. No obstante, se recomienda también llevar agua, fruta y alguna comida ligera. 

La ruta no debe superar las dos horas y media, una pared de rocas que se convertirá en un bosque empedrado y un puente colgante, serán el anuncio de que la catarata de Atankallo está cerca. Ésta es una importante caída de agua de unos siete u ocho pisos de altura, que alcanza su mayor fuerza en la época de lluvia (verano limeño) hasta el mes de mayo o junio. 

Frente a la catarata será posible improvisar un almuerzo con su respectivo picnic antes del retorno, donde las paradas (para apreciar los paisajes que pudieron quedar relegados a la vista durante la subida) son obligatorias. Tras Atankallo el visitante debe apuntar a quien considero sus dos hermanas mayores, Mortero y Palacala, en San Gerónimo de Surco.

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