Plaza de Chancay: donde descansan los restos de la Covadonga
Las plazas o parques centrales de cada ciudad a la que un viajero llega, son un punto obligado a visitar, incluso me animaría a decir que debe ser el primero en la lista. La de Chancay es una de las más grandes del país y, en mi apreciación personal, cuenta con la más bella e histórica del norte chico de la región Lima.
Solo un promedio de una hora, poco más o menos según el tráfico, separa a Chancay del centro histórico limeño. Su ruta comprende toda la Panamericana Norte y se la puede apreciar a la distancia (al lado de Huaral) al terminar la vía Pasamayo. El costo es de ocho soles en bus y 12 soles en auto colectivo.
Desde el paradero solo se deben caminar tres cuadras para llegar a ella, la cual emana cierta frescura gracias a sus pequeños pero sucesivos árboles de copas frondosas y verdes. Su glorieta es de origen colonial y por las tardes libera diversas melodías peruanas, pero sin duda el mayor atractivo son los restos (ancla, cañón y 20 metros de cadena) de la Covadonga, buque chileno que se hundió frente a sus costas en la Guerra del Pacífico.
Alrededor hay diversos servicios, tales como heladerías, pollerías, chifas, el museo municipal, tiendas y hoteles. Además, al frente está la iglesia principal y el inicio de una larga alameda (una especie de jirón de la Unión). Mientras que, a unos cinco minutos en auto, se puede llegar a sus hermosas playas o su enigmático castillo.
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